Lardero, sábado 28 de diciembre de 2024.

En este frío día De los Santos Inocentes, la jornada amanecía apasionante. Un día cargado de significado para todos los participantes del VIII Capítulo provincial de Ibérica. Desde las primeras horas del día, el espíritu de comunidad y reflexión marcó el rumbo de las actividades, llevándonos a profundizar en la vocación y misión como familia marista.

El día comenzaba con una oración matutina que preparó nuestros corazones para lo que se nos venía encima. Después del desayuno, el Padre Alejandro Fernández Barrajón, mercedario, nos invitó a mirar más allá de lo inmediato, reflexionando sobre lo que nos ilusiona, inquieta y aquello que no podemos perder de vista. Durante la sesión, reflexionamos óbrelos desafíos más importantes que puede tener nuestra vida marista.

Fue un espacio de gran inspiración, que nos llevó a conectar con los valores que nos sostienen y los retos que debemos abrazar con valentía. A lo que llevó un espacio de diálogo y encuentro, en el que compartimos ideas y perspectivas que han enriquecieron nuestra visión colectiva.

La tarde estuvo dedicada a la «expresión de llamadas» de cara el próximo trienio, una sección más propositiva. Validamos las propuestas de la II Asamblea Provincial de Hermanos y Laicos, celebrada en Lardero a principios de noviembre, y exploramos nuevas líneas maestras que respondan a los desafíos y oportunidades que nos esperan como comunidad, las tres primeras proceden de la Asamblea, mientras que las dos últimas proceden del Capítulo. De este modo, se han reafirmado los siguientes compromisos:

  • Desarrollar experiencias significativas que permitan vivir, transmitir y compartir la vocación y la experiencia de Dios.
  • Identificar y atender las necesidades de los «Montagne» de hoy, adaptándonos a las nuevas realidades emergentes.
  • Fortalecer las comunidades locales para que sean referencia profética, carismática y celebrativa.
  • Acompañar y cuidar la vida de los hermanos y sus comunidades.
  • Implicar a toda la Provincia en el proceso de confluencia con Compostela y Mediterránea.

La jornada culminó con un momento celebrativo, bajo el lema: “Juntos somos comunidad”, que nos recordó la importancia de caminar unidos en este tiempo de renovación y compromiso. Fue un cierre perfecto antes de compartir la cena y los últimos momentos de este día tan especial.

Un día para sembrar el futuro, con la mirada puesta en nuestra vocación y en la llamada a ser una comunidad viva y comprometida.